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20/4/10

3ª REUNIÓN 2010 CLUB DE LECTURA "LA TORRE"

3ª REUNIÓN 2010 CLUB DE LECTURA “LA TORRE”

Día: martes 13 de abril de 2010
Hora: 18:30
Número de asistentes: 2 hombres y 8 mujeres.
Lugar: Btca. Joan Churat i Saurí
Lectura: Elogio de la locura. Erasmo de Rotterdam.

Primero.- La reunión empezó con una breve introducción a la biografía del autor y su obra, por la Técnico de la Biblioteca.
Segundo.- Seguidamente, se pasó a comentar los aspectos más destacados de la obra.

1. Localización. Ensayo escrito en 1509, a los 42 años, cuando iba de Roma a Inglaterra atravesando los Alpes por Suiza. Al llegar a Londres, en unas semanas, redactó el Elogio en casa de Thomas More.
La primera edición, en latín, es de 1511. De 1520 son la primera traducción francesa y la checa.
2. Asunto. La insensatez o locura se presenta, como una diosa, para hacer su defensa y reclamar sus méritos, con gran desfachatez y gracia. Quiere convencer al auditorio de que ella es el origen de todas las bondades, diversiones y deleites que el ser humano disfruta.
La insensatez no comparece sola. Viene acompañada de su séquito familiar: la ebriedad, la ignorancia, el amor propio, la adulación, el olvido, la pereza, la voluptuosidad, la demencia, la molicie y la sublime modorra.
Con los fieles auxilios de esta familia, todas las cosas permanecen bajo mi potestad y ejerzo autoridad incluso sobre las autoridades.
3. Tema. Es una crítica de la sociedad de su época, en la que todas las clases sociales son despiadadamente analizadas por la Locura, que es la que narra el relato. Su burla mordaz no deja títere con cabeza: ni reyes ni papas, ni campesinos ni nobles, ni mujeres ni monjes se sustraen al dominio de la Locura, la stultitia, la estupidez. Ésta estulticia generalizada en el género humano, alcanza también a algunos animales domésticos, los que mejor lo representan, a través de la iconografía católica (el cordero, la paloma, etc.), y elogia la locura a la que lleva la insensatez, como la única forma de ser feliz en un mundo estulto.
Se comentó especialmente como trata el tema de la mujer, la sabiduría y la religión. Se intentó comprender estos conceptos dentro del contexto histórico social.
Erasmo propone la interiorización de la religión y da recursos para la reflexión y el pensamiento.
Respecto a la sabiduría, hace un tratamiento de las distintas etapas de la necedad humana, a lo largo de las distintas edades.
4. Estructura. Comienza con una loa satírica. Después empieza una serie de discursos solemnes en los que la locura hace un elogio de la ceguera y la demencia, y en los que se realiza un examen satírico de las supersticiones y de las prácticas piadosas y corruptas de la Iglesia Católica, así como de la locura de los pedantes (entre los que se incluye el propio Erasmo). Poco a poco la locura toma la voz de Erasmo, que lanza una dura reprobación. Termina con una sincera y sencilla exposición de los verdaderos ideales cristianos.
5. Forma. Discurso (discursillo) irónico o satírico, con un estilo directo. Es, como explica el autor en el Prefacio, un juego de ingenio para entretenerse en un largo viaje.
El ensayo está repleto de alusiones clásicas, al estilo de los humanistas eruditos del renacimiento.
Utiliza términos que no siempre están del todo claros, no siempre son positivos o negativos, porque son conceptos abstractos, resultado de convenciones culturales e históricas: locura, estulticia, broma, insensatez, demonio. En ocasiones pueden actuar como sinónimos, y en otras unos conceptos se convierten en consecuencia o causa lógica de los otros.
Erasmo es un pensador adversativo. Afirma y añade inmediatamente un pero. Permaneció fiel a la Iglesia católica, pero criticándola salvajemente.
La obra se presta a equivocaciones y juicios contradictorios, por el uso de la ironía, que siempre resulta ambigua.
Jose A. Marina apunta, en la Introducción, que Erasmo utilizó la ironía como protección.
La forma literaria recordó a algunos miembros del Club la manera de escribir de Saramago en algunas de sus novelas.
6. Conclusiones. El texto es un desafío a la autoridad eclesiástica, a los centros educativos que creaban seres domados, incapaces de pensar por ellos mismos. Está en contra del dogma escolástico, la rigidez de pensamiento y la severidad de las costumbres, que no hacen sino constreñir el alma y mitigar toda conciencia crítica.
Está en contra del control de las mentes librepensadoras.
No es anticlerical, no critica la religión o la fe, que el mismo Erasmo profesaba y respetaba, pero arremete contra la decadencia y corrupción de las instituciones eclesiásticas y los “mercaderes del templo”.
No es una burla inocua, sino que arremete a dentelladas contra casi todo lo divino y lo humano.
Erasmo, humanista y librepensador, es precursor del humanismo cristiano y base teórica para el protestantismo, pues presenta los problemas existentes en una Europa opresiva, supersticiosa y codiciosa. Tras el Concilio de Trento y la separación del cristianismo entre católicos y protestantes, sus libros fueron incluidos en el índice de obras prohibidas de la Iglesia Católica.
Lo que parece querer decir Erasmo es que esa religión de niños y necios no es la verdadera religión. Erasmo quiere una religión de adultos, capaces de pensar, aceptar o rechazar, examinar libremente los textos, librarse de tutelas asfixiantes, de ritos, devociones, miedos y supercherías; un cristianismo humanista e ilustrado, con una religiosidad interior.
El Elogio de la locura conoció un enorme éxito popular, para sorpresa de Erasmo y, a veces, para su disgusto. El Papa Leon X la encontró divertida. Antes de la muerte de Erasmo ya había sido traducida al francés y al alemán. Una edición de 1511 fue ilustrada con grabados en madera de Hans Holbein.
7. Opiniones personales. La lectura sirvió, una vez más, para adentrarnos en la forma de pensar de otra época histórica, en este caso el Renacimiento.
A través del ensayo de Erasmo se pudo entender mejor cuáles eran las inquietudes del hombre renacentista. Comprendimos como va evolucionando el pensamiento occidental, desde la antigüedad griega, en la que se basa Erasmo para muchas de sus reflexiones.
Por último, terminamos con una frase de Erasmo, que viene a resumir su pensamiento religioso, con la ironía que le caracteriza: Para un verdadero humanista, la salvación está en la lectura. Para un cristiano está en la palabra de Dios. ¿Qué más lógico, entonces, que cifrar la salvación en la lectura de la palabra de Dios?

Tercero.- Para terminar la reunión se repartió la siguiente lectura, “El Buscón” de Quevedo, al mismo tiempo que la Técnico de la Biblioteca hizo una pequeña introducción a la figura del autor y al marco histórico, cultural y social de la obra.
Cuarto.- Se cerró la sesión emplazando a los miembros del Club de Lectura “La Torre” a la siguiente reunión.

Valencia, 13 de abril de 2010.

14/4/10

Se abre el blog para el Elogio de la Locura

Gracias a todos los que asistieron a la última reunión del Club de Lectura "La Torre"!
La asistencia a las reuniones es importante porque mediante los comentarios y cambios de impresiones con los demás miembros, vamos recorriendo una trayectoria, a través de las lecturas programadas.
Este año hemos emprendido un viaje por Europa, que nos está conduciendo desde la antigüedad griega a la actualidad. A través de la lectura de los clásicos intentamos entender un poco mejor la sociedad actual, y aprender algo, tal vez para ser más creativos, y encontrar soluciones a nuestros problemas.
Ayer tratamos de entender la insensatez o locura que embargaba al mundo en el Renacimiento, para Erasmo la única forma posible de ser feliz en una sociedad dominada por la hipocresía y el materialismo.
Ahora se abre el blog, especialmente para aquellos que no pudieron asistir a la reunión, pero también para los que vinieron y se quedaron con alguna idea más para comentar.
Que empiecen vuestros comentarios....

8/4/10

Convocatoria a la 3ª Reunión del Club de Lectura La Torre

Hay una carcajada medieval,
una risa renacentista,
una sarcástica burla barroca,
una sonrisa ilustrada,
una diabólica risotada romántica,
y algunas otras más.

José Antonio Marina

Hola! Espero que hayais tenido unas felices Pascuas, y hayais podido disfrutar un poco del renacimiento de la naturaleza o de nuevas experiencias. También espero que hayais aprovechado para leer, y que esteis preparados para comentar a Erasmo y su época en la próxima reunión, el martes 13 a las 18:30 en La Torre.

Os espero a todos! rocío

25/3/10

El Renacimiento

Renacimiento de Europa: la explosión de la vida.
De 1460 a 1560 Europa conoció un auge demográfico. Era un continente joven, abierto a toda clase de novedades, y fue un momento de la historia de cierto internacionalismo, con circulación intensa de hombres (artistas, estudiantes, mercaderes, soldados, diplomáticos, religiosos…), ideas, fórmulas estéticas, dinero, mercancías, técnicas, etc.
Hacia 1460 hubo un cambio de tendencia importante: disminuyó la mortalidad por el hambre y la peste. En cuanto a la guerra, el mayor conflicto bélico, las Guerras de Italia, no resultó tan mortífero como la Guerra de los Cien Años, y los demás conflictos fueron relativamente breves, sólo duraron dos o tres años.
Todo esto produjo una sensación de optimismo y un cambio de tendencia, un “renacimiento de la vida”. Aumentaron los matrimonios y los bautismos, disminuyó la mortalidad de jóvenes y adultos.
En el arte aparecen nuevos modos de expresión. Del tema de la danza macabra, tan significativo de la angustia del siglo XV y por su obsesión de la muerte, pasamos a la alegría de los cuerpos desnudos y hermosos, que ya no tienen vergüenza de exhibirse (la desnudez de la Primavera de Boticelli).
Nuevos ideales y nuevas técnicas de difusión.
Algunos decenios antes de que se produjera el cambio demográfico, la investigación de los eruditos ya anunciaba rumbos nuevos. Petrarca y Boccaccio, en el siglo XIV buscaron manuscritos y tradujeron al latín las obras de Homero, Herodoto y otros para favorecer su difusión dentro de la cristiandad occidental. Así comenzó el amanecer del fenómeno que se conocería como Humanismo.
El Humanismo.
Movimiento cultural que defiende una nueva concepción del mundo en la que el hombre ocupa el lugar esencial, sin negar la existencia y la preponderancia de Dios, que sigue siendo el creador del Universo. Se trata de recuperar lo esencial, lo mejor de la herencia humana clásica para incorporarlo al patrimonio de la civilización.
Aparecieron centros humanistas en Roma, Florencia, Venecia y otras ciudades, que aprovecharon el apoyo y el amparo del papa Pío II (él mismo humanista famoso), para desarrollar el estudio del griego y de las obras de los autores griegos. El descubrimiento esencial fue la obra de Platón, y de Pitágoras.
El humanismo no sólo recuperó a los platónicos y a la ciencia, sino también a la poesía (Homero), al teatro (Aristófanes), a la historia, etc.
La búsqueda de manuscritos y los hallazgos de copias y versiones diferentes dieron lugar a la crítica de textos, estimulada por el descubrimiento de gran número de documentos falsos elaborados durante la Edad Media. El espíritu crítico nacido del Humanismo puso en tela de juicio los textos más famosos, incluso sagrados; entre ellos la traducción latina de la Biblia.
Si bien existieron dos tendencias dentro del movimiento humanista, una que separaba la razón y el conocimiento de la idea de dios (Humanismo de la Universidad de Padua, con Pomponazzi), y otra, el humanismo cristiano, que trataba de reconciliar el legado de la Antigüedad greco-latina con la tradición cristiana, la inspiración dominante fue la del Humanismo cristiano (Erasmo de Rótterdam). La idea era que la filosofía platónica había sido una preparación a la revelación cristiana. Según la teología platónica, Dios es el Ser por excelencia y todos los demás seres proceden de El, jerarquizados según su pureza y aproximación a Dios. Situado en el centro del Universo, el hombre es a la vez alma inmortal, reflejo de dios y ser privilegiado, pero también materia.
El Humanismo no sólo tuvo consecuencias religiosas (las de las Reformas, protestante o católica). Para los humanistas, la belleza es un camino del conocimiento, puesto que, junto con la armonía, se aproxima a lo divino. El hombre tiene el poder de crear la belleza, observando la naturaleza y despojándola de sus imperfecciones. Este esfuerzo para alcanzar una belleza ideal, imitando pero corrigiendo la naturaleza, va a ser uno de los motores de la creación artística del Renacimiento. Por otra parte, la idea de que la belleza humana es la forma superior de expresión estética, impulsa el estudio y la representación del cuerpo humano. Las artes plásticas, la escultura y la pintura especialmente, experimentan un extraordinario desarrollo.
El espíritu crítico promovido y difundido por el Humanismo tuvo su repercusión en los movimientos de reforma religiosa. Sin embargo, las reformas no procedían únicamente del Humanismo, sino de un conjunto de inquietudes y aspiraciones que no supo satisfacer la Iglesia romana, que albergaba muchos abusos conocidos: simonía o compra de dignidades eclesiásticas, ignorancia de gran parte del clero, supersticiones, absentismo de obispos y abades, que acaparaban los beneficios eclesiásticos, etc.
En el transcurso de los siglos la Iglesia ya había conocido crisis parecidas y las había superado, pero esta vez los abusos de la Iglesia no constituían lo esencial; más bien existía una angustia por la salvación eterna, una multitud de interrogaciones con respecto a las fuentes de la fe, a la eficacia de los sacramentos, a los dogmas (caso de la Trinidad). La Iglesia no podía contestar a todas estas inquietudes, y algunos grupos buscaban soluciones de tipo místico y religiosidad más interior (los “alumbrados” en Castilla, los frères de la vie commune en Francia).
Estas soluciones suponían un cierto nivel intelectual, y no podían contentar las aspiraciones de las masas. Casi todos los reformadores procedían de la misma Iglesia: Martin Lutero (monje agustino), Ulrich Zwinglio, Calvino…
Esta fragmentación de la cristiandad acabó con el sueño de la unidad europea y favoreció el despertar de los nacionalismos, ya que en varios casos (Inglaterra, Países Bajos y España) se llegó a un proceso de identificación entre nación y religión. La intolerancia católica tuvo el apoyo eficaz de la Inquisición en España, Portugal, Sicilia, Roma y Venecia, también en Nápoles y los Países Bajos.
Nuevas técnicas: la imprenta.
La difusión de los textos del Humanismo hubiera sido mucho más lenta y menos profunda sin una nueva tecnología: la imprenta.
Esta técnica apareció a mediados del siglo XV en Alemania, alrededor de 1455 en Maguncia y Estrasburgo. Los progresos de este método tipográfico fueron rapidísimos y después de medio siglo, en 1550, ya estaba fijado lo esencial de la técnica. El primer libro impreso salió en 1470 en Venecia (en 1475 en Segovia, Barcelona y Zaragoza). Los autores antiguos conocieron así una difusión extraordinaria. “Best-sellers” de la época fueron los libros de Erasmo.
Una comunidad internacional
A pesar de la competencia y de las rivalidades entre las naciones, de los conflictos bélicos y de la quiebra espiritual producida por al Reforma, la Europa de este tiempo es una auténtica realidad y no una mera expresión geográfica. Los lazos culturales, económicos y políticos entre los distintos países que la componen se estrechan, y no sólo por la existencia del Imperio multinacional de Carlos V desde 1519 hasta 1556, sin fundamentalmente por la circulación intensa de hombres, ideas, estilos, mercancías y monedas, de Norte a Sur y de Oeste a Este.
Intercambio de hombres, ideas y estilos.
Los humanistas intercambiaron ideas no solamente por cartas; además, viajaron y mucho. Erasmo de Rótterdam (1469-1536) estuvo en París, Inglaterra, Italia (de 1506 a 1509 estuvo en Roma, Florencia, Padua y Venecia), Suiza (donde murió en 1536).
También viajaron los estudiantes, que solían desarrollar sus cursos en varias universidades, no solamente de su país sino también extranjeras, aprovechando el hecho de que la enseñanza se daba en latín; y los artistas.
El floreciente mercado europeo.
Pero no viajaron sólo los hombres, las ideas y las formas artísticas. También el dinero y las mercancías. Así comienza la Europa de los banqueros, los armadores, los mercaderes, los cambistas. Los descubrimientos geográficos de fines del siglo XV supone la ampliación de los mercados.
De tal modo que la época del Renacimiento fue excepcionalmente favorable para el desarrollo del capitalismo comercial y financiero.

Así tenemos retratada y definida la situación de Europa en el siglo del Renacimiento, 1460-1560: explosión demográfica, nuevos ideales propagados por las nuevas técnicas de la imprenta, circulación intensa de hombres e ideas, dimensiones internacionales de la economía estimulada por un capitalismo agresivo. Son los elementos decisivos que acompañan el florecimiento del Renacimiento.
Los principales focos del Renacimiento: las ciudades italianas
Florencia
La primacía intelectual y artística en la primera mitad del siglo XV corresponde a Florencia: Brunelleschi (1377-1446) en la arquitectura, Masaccio (1401-1428) en la pintura, y Donatello (1386-1446) en la escultura.
Después de ellos, Florencia, favorecida por el mecenazgo de los Medicis, aparece como la capital del Renacimiento.
Leonardo da Vinci (1452-1519) encarna las inquietudes, las aspiraciones y el genio de la Florencia renacentista. A la vez pintor, escultor, matemático, alquimista e ingeniero, logró una sorprendente fusión de arte y ciencia.
El Renacimiento transformó a Florencia en una ciudad nueva, llena de monumentos y obras de arte.
Roma
Hacia 1500 Roma arrebató la primacía cultural a Florencia. Y es que los papas de la época, Alejandro VI Borja, Julio II, León X, eran más príncipes renacentistas que pastores de almas. No se conformaban con la capitalidad religiosa del mundo cristiano; querían hacer de Roma la capital artística de Europa, atraer a los artistas más famosos y edificar los monumentos más prestigiosos.
Miguel Ángel (1475-1564) se traslada a Roma, y colabora en la construcción de la nueva catedral de San Pedro, además de realizar algunas obras de escultura y pintura (decoración del techo de la Capilla Sixtina).
Roma adquiere en el siglo XV todo su esplendor. La vieja capital del imperio romano recupera su prestigio en el orbe mundial merced a un proceso de revitalización auspiciado por los papas, pero que va más allá de una simple empresa religiosa. Se trata de un crecimiento en todos los órdenes que eleva su población, aumenta sus relaciones internacionales y la convierte en centro, otra vez, del mundo occidental.
Venecia
Abierta al Adriático, puerta de Oriente, la rica y poderosa Venecia no ha dejado de ser la patria de los más osados comerciantes europeos, pero ahora es un centro político y cultural de primer orden. La abundancia de sus intercambios con el mundo es tan importante como las escuelas artísticas que se desarrollan entre sus canales.
Los artistas venecianos, especialmente los pintores, viven inmersos en una ambiente de luz y color que da a la escuela pictórica veneciana su marcada personalidad. Su trabajo para una nobleza exigente y a la vez exquisita, deja en manos de esta aristocracia la responsabilidad de unas creaciones que confirman a los venecianos como los más cultos entre los cultos renacentistas.

Italia era en conjunto el país más rico de Europa. La riqueza no se explica por una agricultura superior, a pesar de la variedad de la producción: además de los cereales, de la vid, y de los olivares, moreras y sedas de Calabria y Sicilia, caña de azúcar, arroz. La riqueza procedía de los avances en el comercio y la banca, y en la industria.
Los italianos habían sido los inventores de las nuevas técnicas mercantiles (letra de cambio, giro, el endoso), y las dominaban perfectamente, de modo que hasta 1560, por lo menos, controlaron la red internacional de ferias de cambio.
Por otro lado, sin las riquezas producidas por la industria, el comercio y la banca, y sin las contribuciones pagadas al Papado por el mundo cristiano, el Renacimiento italiano no hubiera logrado tanto esplendor ni podría haber hecho encargos a tantos artistas.

El Renacimiento logró la promoción social de los artistas y los hizo salir del anonimato para darles fama y gloria. Hasta entonces, los pintores, escultores, grabadores o plateros gozaban de poca consideración porque su oficio era un arte mecánico, que se hacía con las manos (tarea de esclavos); y las artes mecánicas se oponían a las artes liberales, propias de intelectuales, actividades nobles y alabadas. Los pintores y escultores demostraron que su trabajo se fundamentaba en recursos matemáticos (y las matemáticas era un arte liberal), lo que ya se admitía para la arquitectura. Leonardo da Vinci añadió que en la pintura o en la escultura, la mano no hacía más que ejecutar las creaciones del espíritu, de la imaginación, igual que en la poesía, arte liberal indiscutible. Evidentemente, toda esta controversia se refiere a la idea indiscutida en la época de la superioridad de los intelectuales.
Los artistas pasaron de artesanos a artistas, de “plebeyos” a “nobles”.
Los Países Bajos y Francia
Los Países Bajos vivieron su propio Renacimiento. Sus prósperas burguesías afincadas en las populosas y activas ciudades como la de Amberes, protagonizaron un desarrollo económico y cultural extraordinario, pese a la guerra que los enfrentó durante 80 años con España.
La agricultura más desarrollada de Europa, fuerte expansión de la ganadería vacuna y conquista de terrenos al mar mediante el uso de una hidráulica sofisticada. Desarrollo precoz de la industria (pañería, Gantes y Brujas; tapicería, Bruselas; platería, muebles, metalurgia, armas y explosivos).
La situación entre Francia, Inglaterra y Alemania favorecía el desarrollo comerial.
Respecto al arte, los flamencos logran combinar la maestría técnica, el amor a la vida, a la afición a los bienes materiales (paños, tapices, comidas, bebidas) y la fe tradicional.

Francia, fue tal vez el discípulo más fiel del Renacimiento italiano, aunque con rasgos peculiares. La sociedad francesa pronto adquirió los gustos y aficiones de sus vecinos del Norte y de Italia; a la presencia de artistas insignes traídos a la Corte, se añadió el placer de la música, la danza, el teatro y las tertulias literarias.

La expansión renacentista en otros países.
En Inglaterra el Humanismo tuvo mucha aceptación, pero no el arte renacentista.
En Alemania, mientras la arquitectura y la escultura se mantenían casi impermeables a las sugerencias italianas, y mientras los pintores seguían expresando el espíritu germánico tradicional, Alberto Durero (1471-1528) se afirmaba como auténtico artista del Renacimiento, logró reunir en su obra una intensa religiosidad, así como preocupaciones científicas y filosóficas de cuño neoplatónico y técnicas propias de la nueva era.
El Renacimiento tuvo buena aceptación en Polonia, aunque no tanto como el Humanismo.
Hasta Rusia se extienden las corrientes artísticas renacentistas. En Moscú, la capital de los zares, la presencia de artistas italianos se traducirá en una producción suntuaria para el Kremlin, abierto a la llegada de los lujos coloristas venecianos.
La contradicción nacionalista
La publicación casi simultánea de El Príncipe de Maquiavelo (1513) y de la Institutio principis chirstiani de Erasmo (1516) señaló una contradicción drástica entre el ideal político del Humanismo cristiano y la razón de Estado.
La evolución política de Europa siguió el rumbo marcado por Maquiavelo. El Renacimiento concluyó con la ruina de las esperanzas de unidad europea y el auge de nacionalismos agresivos que dieron pie a enfrentamientos bélicos. Pero, también es cierto que la quiebra de la unidad religiosa influyó en estos enfrentamientos. Por otra parte, los monarcas utilizaron la Iglesia y, a veces, sus bienes como instrumento de poder, pero con matices diferentes entre países protestantes y católicos.
La actuación política de Enrique VIII en Inglaterra estuvo inspirada en la exaltación del nacionalismo inglés y el reforzamiento del poder real frente a la nobleza y el clero, en una actitud típica de los monarcas absolutos del barroco, de los que se puede considerar precursor.
En el clima de intolerancia característico de la época, el cisma de la cristiandad europea estimuló los enfrentamientos nacionales, así como el choque multisecular entre cristiandad e islamismo. En Venecia se mantuvo una política ambigua en relación a los turcos, pero cuando la agresividad de los otomanos puso en peligro a la ciudad italiana el factor nacionalista y religioso fue utilizado como bandera de batalla contra los musulmanes.
Otro factor propicio al desarrollo del nacionalismo fue la identidad entre un pueblo y un idioma. Y, precisamente, en esta época asistimos a la aparición de las primeras gramáticas, a la traducción de la Biblia al alemán por Lutero.
Las rivalidades económicas fueron otro motivo de enfrentamientos y conflictos, sobre todo después de los “descubrimientos”, que planteaban el problema de la conquista de nuevos mercados y hacían posible la desviación de las rutas tradicionales.
Por otra parte, el auge demográfico, el aumento de la producción agrícola y el desarrollo del comercio internacional vinieron a suponer un fuerte incremento de la fiscalidad y, por tanto, de las riquezas de las haciendas públicas, elemento clave del Estado Moderno.
A mediados del siglo XVI se afirmaron varios Estados nacionales. Destacan dos grandes potencias: la casa de Francia y la casa de Austria.
El desarrollo del Estado Moderno
Durante el Renacimiento asistimos a la emergencia o afirmación de varios Estados nacionales y también a la desaparición de uno, el reino de Hungría, absorbido por el Imperio Otomano (1527).
Podemos considerar como Estados nacionales ya provistos de todos los elementos básicos del aparato estatal a Portugal, España (que seguía siendo una reunión de reinos bajo el cetro del mismo monarca), Francia, Inglaterra, Polonia (con una monarquía electiva), Dinamarca (que conservaba el dominio sobre Noruega), Suecia (independiente a partir de 1523, rechazando la soberanía de Dinamarca) y Rusia. Todos estos Estados (menos Polonia) tenían un mismo régimen político, la monarquía hereditaria. La estructura fiscal era muy diferente según los países.
La nobleza, vieja y nueva, seguirá desempeñando la hegemonía de la sociedad. Las familias nobiliarias ejercerán los oficios públicos durante toda la Edad Moderna; la burguesía enriquecida en el Renacimiento, preferirá cambiar sus negocios por un título. Con el fin del Renacimiento se abre la etapa de los absolutismos, el Barroco y las crisis sociales y económicas.
Los sueños del Renacimiento se extinguen después de 1560: las guerras de religión en Francia, el enfrentamiento entre Inglaterra y España, los Países Bajos contra España y, a la vez, en guerra civil.


La Europa del Renacimiento. Bartolomé Benassar. Anaya, 2003.