29/11/11

Angosta

 
Angosta Héctor Abad Faciolince


En diciembre de 2009, a través de la lectura de Italo Calvino, nuestro autor del Vizconde Demediado, buceamos en el mundo de las ciudades invisibles, que Marco Polo iba refiriendo al Gran Khan, porque su imperio era tan inabarcable que nunca sería capaz de conocerlas todas. 
Y así, iban pasando las noches con los relatos de otros mundos posibles, y se iba forjando una amistad en la intimidad de las horas inciertas donde se confunden los sueños con la realidad.

En enero 2012 retomaremos este viaje por ciudades imposibles y posibles, fantásticas y reales, inquietantes... y nos plantearemos su significado, cómo nos representan, cómo nos gustaría que fueran, cómo nos hacen y cómo las hacemos y queremos hacerlas. Malas Calles o calles nuestras?

Empezaremos con Angosta, una ciudad de tres niveles, tres castas económicas y tres climas, situada en un estrecho valle de los Andes.

28/11/11

8ª Reunión Club de Lectura "La Torre"


Junichiro Tanizaki

16:30 Viernes, 25 noviembre 2011

      La reunión empezó con una breve introducción sobre la figura de   Junichiro Tanizaki y su obra.

Tanizaki escribió esta obra en 1933, a los 47 años, y pese a tratarse de un ensayo es una de las más leídas.
Fue publicada en español en 1994 por la editorial Siruela.

El período que va de 1868 a 1912 en Japón, el reinado del emperardor Meijí, supone la revolución más importante que ha vivido una sociedad para reformar su estilo de vida en los últimos siglos. El esfuerzo de todo un país por salir de siglos de aislamiento, marcados por una economía primaria y un sistema social feudal, y colocarse a la cabeza del continente asiático, como primera economía, y gigante técnológico a escala mundial. Y esta revolución es tan importante no sólo por “a donde llegó”, sino, y muy especialmente, por “de dónde venía”. Japón se tenía por una primerísima potencia en lo espiritual y en su forma de ver la vida; su organización, sus leyes, su sentido del honor, aún hoy están presentes en muchos aspectos de la vida de sus ciudadanos. Imagínense un país que en 40 años crea un sistema moderno de escuela y universidades, una red ferroviaria que atravesaba las principales islas, un sistema judicial próximo a los derechos humanos, hospitales, fábricas, barcos… cuando antes no existían ni las palabras ni los conceptos de universidad, tren, derechos humanos o tecnología. A nosotros nos interesa el lado espiritual, y muy especialmente, la literatura, que también sufrió una enorme renovación.
En Natsume Soseki y Junichiro Tanizaki se da este afán innovador matizado por cierta desconfianza. Soseki ya en 1892 escribía: “A menos que desechemos todo lo viejo y adoptemos lo nuevo, será difícil que alcancemos igualdad con los países de Occidente. Aunque hacerlo así va a debilitar el espíritu vital que hemos heredado de nuestros antepasados y nos podrá dejar inválidos.”
Tanizaki, en su ensayo El elogio de la sombra, tras elogiar el esfuerzo de su país por alcanzar en pocos años a las principales potencias occidentales, escribe: “…Pero esto no es todo: nuestro pensamiento y nuestra propia literatura no habrían imitado tan servilmente a Occidente y, ¿quién sabe?, probablemente nos habríamos encaminado a otro mundo nuevo complemante original.” Sin embargo, cuando un lector occidental se acerca a los libros de Junichiro Tanizaki se abre ante sí mismo un universo original y diferente al que está acostumbrado: la percepción del mundo, y del amor, de un hombre a caballo entre las grandes tradiciones morales, entre dos mundos, lo tradicional y lo moderno, francamente opuestos, entre dos épocas cruciales para la vida de Japón.

El elogio de la sombra es un manifiesto sobre la estética japonesa, en el que Tanizaki argumenta que en Occidente la belleza siempre ha estado ligada a la luz, lo blanco y lo brillante, mientras en Oriente predomina lo oscuro, lo opaco, lo negro.
A lo largo del libro explora la relación entre la sombra, lo tenue, en las lacas, la tinta y el papel, los tokonomas, la construcción de las viviendas, el vesturario y maquillaje, y como ésta enaltece la belleza de los diseños tradicionales japoneses.

Desarrolla una idea clave del pensamiento oriental: en la estética tradicional japonesa lo esencial es captar el enigma de la sombra, mientras que en la cultura occidental se persigue la luz.
Defiende que la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los sugestivos efectos de la sombra.
El significado de la penumbra, la opacidad, el espacio vacío, la pátina que el tiempo acumula en los objetos. Y, desde ahi, el gusto por lo oscuro, las pausas/silencios en la conversación, lo antiguo...

Ensayo breve o breve tratado de estética en la cultura japonesa.
Escrito en primera persona, para justificar un punto de vista subjetivo; incluso, hace referencia a las circunstancias personales de su autor (edad y época), para dar a entender que se trata de unas reflexiones muy personales, que sin embargo pretenden explicar “el gusto japonés” o el sentido de la estética oriental, tan diferente (casi opuesto o contrario) del occidental (impuesto a partir de la Segunda Guerra Mundial).
Las reflexiones tienen una estructura continua, sin apenas puntos y aparte, lo que permite una lectura fluida.

            Conclusiones y opiniónes personales
      
      La sombra como proyección, relacionada con la belleza. La sombra representaría el insconsciente o subconsciente, la proyección de los deseos. Es lo que somos, pero no se ve. La sombra es lo que proyecta un objeto cuando incide la luz sobre el.

      Tanizaki nos habla de la relación entre la luz y la sombra en los espacios arquitectónicos, la comida, el arte, y en cómo se iluminan. En la arquitectura moderna occidental esto es algo fundamental, pero se soluciona de manera diferente; si bien es cierto, que según la manera de iluminar los espacios se ejerce una jerarquía espacial, en Occidente el espacio más iluminado suele ser el más importante, aquel sobre el que se quiere llamar la atención.
     En la cultura oriental la forma de tamizar la luz es algo unido a la naturaleza de ciertos colores y  materiales, que iluminados de otra manera pierden completamente su razón de ser o su belleza (el  caso de las lacas o la cerámica).

     La evolución de la concepción espacial en la arquitectura occidental está muy relacionada con el tema de los hábitos higiénicos y la salud. Se relaciona la iluminación plana, blanca y sin sombras, con la ausencia de gérmenes y la limpieza.

      En Occidente se usa la sombra para calcular el tamaño de un objeto, su volumen espacial. En la cultura japonesa, según expresa Tanizaki sirve para explicar su interior (subconsciente).

      Respecto al tema del subconsciente, o proyección de lo que existe pero no se ve a simple vista es interesante cómo describe los espectros, muy diferentes en oriente de occidente.

     Pero por qué esta tendencia a buscar lo bello en lo oscuro sólo se manifiesta con tanta fuerza entre los orientales? Hasta hace no mucho tampoco en Occidente conocían la electricidad, el gas o el petróleo pero, que yo sepa, nunca han experimentado la tentación de disfrutar con la sombra; desde siempre, los espectros japoneses han carecido de pies; los espectros de Occidente tienen pies, pero en cambio todo su cuerpo, al parecer, es translúcido. Aunque sólo sea por estos detalles, resulta evidente que nuestra propia imaginación se mueve entre tinieblas negras como la laca, mientras que los occidentales atribuyen incluso a sus espectros la limpidez del cristal.


      En Occidente sólo en la escuela flamenca, en el siglo XVII, existe una tendencia al tenebrismo en algunos pintores como también en Goya y Velázquez en España.

      En general, la oscuridad o las sombras nos inducen con mayor facilidad al recogimiento, la reflexión, la oración, la profundidad, el silencio.

    

El tema desarrollado nos ayuda a comprender el gusto por lo oscuro, las pausas/silencios en la conversación, lo antiguo...
Sirve para profundizar en lo que no se ve a primera vista: el alma de los seres o su personalidad.
La cultura occidental, cada vez más, valora únicamente lo que puede ver sin ningún esfuerzo: la juventud, el dinero, lo nuevo, lo que brilla... y censura lo que le requiere un esfuerzo mental o físico (pero, sobre todo mental).
Si bien lo que brilla, deslumbra y lo blanco puede ser tan hermoso como lo negro, y más aún, si aparece unido a él, este ensayo debería servirnos para pensar en lo que hay más allá: otros países, otras culturas, otras gentes... y completar nuestra visión del mundo con las demás que existen.
Valorar el significado de la sombra, porque no existe sin la luz, y porque sería innecesaria en un mundo sin sol y sin estrellas.
Valorar lo antiguo y lo viejo, porque encierra una historia, que nos servirá para escribir la nuestra.
La memoria impresa en las cosas, el gesto que se repite, llena de sentido el presente al volverlo una ceremonia cotidiana.
La belleza de nuestra propia imperfección y de las marcas que el tiempo ha dejado, nos devuelve al transcurso temporal de nuestras propias vidas.
Abre la posibilidad de valoración de lo incompleto, de lo imperfecto.

  • Para los distintos significados de sombra Diccionario R.A.E

21/11/11

Convocatoria 8ª REUNIÓN 2011 Club de Lectura "La Torre"


Junichirô Tanizaki
                                                               
 Viernes 25 noviembre 2011
 16:30

 Biblioteca La Torre
 C/Joan Churat i Saurí, 16-Bajo.
 46017  Valencia

Tel. 963292086
biblioteca.clubdelectura@gmail.com

EMT 19 y 27 direc. La Torre



                                         

15/11/11

7ª REUNIÓN 2011 Club de Lectura "La Torre"


En nuestra última reunión, comentamos la lectura

LA PRESA de Kenzaburo Oé

Es la primera novela del autor, publicada en 1958. Galardonada con el prestigioso Premio Akutagawa. Fue traducida al español y publicada en España en 2003

Cuenta los acontecimientos que se suceden en un pequeño pueblo de Japón durante la guerra, cuando un avión se estrella en las cercanías. El único superviviente es un soldado negro, y es capturado como un “enemigo de guerra” y custodiado en la aldea, a la espera de que el Estado japonés se haga cargo de él.

En la obra se aborda el tema del aprendizaje de lo desconocido, a través de la posesión o captura del extranjero.
También trata sobre el mundo de la infancia, la guerra, el campo y la ciudad. 
El paso de la infancia a la adolescencia. La irrupción del extranjero: negro, enorme, que huele mal, con un miembro sexual “increíblemente soberbio, imponente, heroico y grandioso“... nos recuerda los temores y sorpresas de los cambios físicos que se producen en el cuerpo. La asimilación de estos hechos, que se convierten en algo cotidiano, y las reacciones de los adultos frente a ellos, marcan el desenlace fatal que es el final de la niñez y la entrada en la adolescencia, en la que se forma la personalidad/individualidad frente a los otros.
Yo ya no formaba parte de la comunidad infantil: ésta era la idea, surgida como una revelación, que ahora me invadía. Las sangrientas batallas con Morro de Liebre, la caza de pajaritos en las noches de luna, los descensos en trineo, los cachorros salvajes, todo eso era bueno para los niños. Pero esa clase de relaciones con el mundo ya no tenía nada que ver conmigo. (pág. 110)

Es una historia que se estructura entorno a la muerte. Empieza en el crematorio, improvisado y sencillo, del valle, y termina con la muerte del negro y de Chupatintas.
También hay una mutilación del intermediario, con la que se consigue el tránsito o asimilación de un nuevo hombre en la comunidad adulta (algo así como la circuncisión de los judíos). La mutilación violenta produce el desenlace de la historia, que termina con una muerte brutal, ya recuperado el niño narrador del relato.
Alcé mis ojos, en los que brillaban unas lágrimas, al cielo oscuro, en el que todavía quedaba una sutil estela de claridad, y descendí de nuevo... (pág. 114)
La novela comienza hurgando en la tierra y termina mirando al cielo, y descendiendo de nuevo a la realidad.

 Los principales personajes son:
  • La presa, representa lo desconocido.
  • El narrador, es un niño curioso y observador.
  • El hermano pequeño del narrador, que representa la inocencia, que inspira la ternura de su hermano protector
  • Morro de Liebre, el niño salvaje y primitivo. Se mueve en el mundo de los sentidos.
  • El padre, cazador silencioso.
  • Los hombres de la aldea / Los niños de la aldea
  • Chupatintas, el representante del mundo de la ciudad. Es un ser grotesco.
      Es curioso como sólo dos de los personajes están individualizados con un nombre o apodo que
      los diferencia del resto, Morro de Liebre (lo salvaje o primitivo) y Chupatintas (la ciudad).

Novela corta, en parte autobiográfica, basada en recuerdos de la infancia del escritor, que transcurrió en una pequeña aldea durante la Segunda Guerra Mundial.
Contada a través del punto de vista de un niño.
Una historia dura narrada con un lenguaje lírico, preciso y delicado al mismo tiempo, que produce sentimientos contradictorios: de la ternura de los hermanos a la rudeza de los cazadores.
Descripciones minuciosas del paisaje, a modo pictórico, con una amplia gama de colores, tonalidades de luces y sombras, sonidos, olores...
Las imágenes sensoriales son muy potentes.
Hay muchas referencias al nivel auditivo, determinante entre los buenos cazadores, que deben estar siempre alerta: un sonido anuncia algo y exige una respuesta.
 ... una aldea que no soportaba sin esfuerzo el silencio. (pág. 38)
 Por un breve instante nos inundan oleadas de ruido. Atrapados en aquel estruendo... (pág. 26)
Mi hermano y yo contemplábamos el cielo oscuro por los intersticios de las tablas desunidas de la puerta, como si esperáramos oir de nuevo el zumbido del avión... (pág. 29)
En la bodega sonó un grito, y oí el ruido del golpe que me partía la mano izquierda a la vez que el cráneo del soldado negro. (pág. 102)
Lo mismo sucede con el olfato. El olor es un elemento muy importante en la novela, que comienza con el olor a muerto de la mujer que queman en el crematorio, y termina con el olor a muerto del soldado negro.
Me parecía seguir conservando en la nariz el olor del cadáver... (pág. 22) 
... el olor del cadáver reinaba tenazmente en todas partes. (pág. 112)
Lo visual también tiene gran importancia y mucha presencia.
La belleza del entorno natural contrasta también con la pobreza de la aldea: la naturaleza explosiva y vibrante enfrentada a la creación humana, tosca y rudimentaria.
La naturaleza es la expresión divina, y la aldea la humana.

       Conclusiones y opinión personal
El negro genera curiosidad y espanto en los niños, que lo observan como a un animal extraño y peligroso.
Muestra un mundo donde los niños están muy lejos de los adultos: los ven despaldas o a la altura de las caderas.
El terror cede su sitio a la costumbre: el padre que protegía con su fusil al niño cuando éste le llevaba la comida a la presa, deja de acompañarlo para reanudar sus actividades de caza.
El negro es el otro, el distinto. Está en otra dimensión y marca el tiempo, a partir de su aparición en la vida de la aldea.
La presa tiene algo de ángel y demonio.
Representa lo sagrado y genera un culto con nuevas jerarquías. El narrador, encargado de alimentarlo y limpiarle la celda, es el sacerdote que oficia la nueva ceremonia. Morro de Liebre administra el derecho de los otros niños a observarlo, que deben entregarle sus ofrendas.
El dios se humaniza con la sonrisa, se comunica, y a partir de entonces se convierte en una animal doméstico, dócil y dulce. Empieza a circular libremente por la aldea. Y, con la felicidad nace el pavor a que las autoridades reclamen al negro, el negro que les da sentido a los días. Porque el negro es lo sagrado que purifica la existencia.
Sin embargo, la tolerancia al otro es sólo aparente.
Kenzaburo Oé escribe en una época desfigurada y corrupta, en un Japón sin dioses.
El esplendor del gigante negro contrasta con el funcionario cojo, aturdido y pobremente arrogante que envía la ciudad.

Al final de la historia hay un cambio de roles que es origen del desconcierto: la presa se convierte en cazador, el amigo en rehén, el padre en verdugo.
La vida le enseña al niño a desconfiar. Es la pérdida de la inocencia.
Todo puede cambiar en un instante, incluso el paisaje puede transformarse bruscamente por una inundación, terremoto, erupción volcánica. Nada es permanente. Todo cambia.

Es la historia de un rechazo: rechazo del mundo de la ciudad, el mundo de las autoridades, el mundo de la guerra.

Oé inventa un universo donde podría sobrevivir lo sagrado, donde no llegan noticias del exterior corrompido.

Hay una “búsqueda“ a través de los restos de los cuerpos de ...pedazos de hueso que tuvieran la forma idónea para ser llevados, como condecoraciones... Es una búsqueda en el pasado para encontrar lo que nos pueda servir en la construcción de un presente y un futuro. Pero, ya se lo habían llevado todo.
Me vería obligado a arrebatárselos a la fuerza a algún compañero... Cuando no queda nada, aparece la violencia en un mundo violento. Si no puedo, me apodero.

La novela comienza hurgando en la tierra y termina mirando al cielo, y descendiendo de nuevo a la realidad. La mirada al cielo con los ojos llenos de lágrimas es como un grito de desesperación, de soledad y desamparo.
Hay una búsqueda a través de los restos del pasado, de la historia del Japón, para encontrar aquello que pueda servir en la construcción de un futuro dentro del nuevo orden social tras la guerra. Pero, la historia se produce de forma muy rápida y violenta, como el paso de la niñez a la adolescencia.

La reunión terminó con el reparto de la siguiente lectura, El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki, que será comentada en la Biblioteca La Torre el próximo viernes 25 de noviembre a las 16:30

9/11/11

Convocatoria 7ª REUNIÓN 2011 Club de Lectura "La Torre"


La presa
Kenzabuor Oé


Viernes 11 noviembre 2011
Biblioteca La Torre

C/Joan Churat i Saurí, 16-Bajo.
46017 Valencia

Tel. 963292086
biblioteca.clubdelectura@gmail.com

EMT 19 y 27 direc. La Torre