4/10/10

La literatura europea en el siglo XIX

Para tratar la lectura de Ubú rey de Alfred Jarry, os envié un repaso de lo que había ocurrido durante el siglo XIX en Europa.
Esto es a modo de "conclusiones" de como se reflejó el devenir histórico en la literatura.


La literatura europea delimita un ámbito cultural homogéneo, Europa, y un lapso cronológico amplio, siglos VI a XX, en los que los esquemas de pensamiento, temas, formas e influencias mutuas se originan, desarrollan, modifican y desaparecen.

A principios del siglo XIX se generalizó en Europa un deseo de renovación social, artística y específicamente literaria, que desarrolló una gran cantidad de literaturas “nacionales” (rusa, alemana, francesa, italiana, inglesa, española...), dando lugar al movimiento literario del Romanticismo. Por otra parte, se multiplican las influencias mutuas entre las distintas “naciones” o regiones europeas.

La principal consecuencia del movimiento romántico para la evolución de la literatura europea fue la libertad creativa, que lleva a las Vanguardias de principios del siglo XX, justo antes de la destrucción de Europa en las dos guerras mundiales. Las Vanguardias son un movimiento literario que presenta autores de todas las regiones europeas, que comparten proyectos culturales, más allá de su lengua y tradiciones puntuales de su país de origen.

El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) marcó el inicio del fin de la situación de privilegio que había tenido Europa en el mundo desde el siglo XVI. A su vez, la gran catástrofe humanitaria que supuso la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), junto al triunfo del fascismo y del comunismo, provocaron el fin de la continuidad cultural europea, y de su expresión literaria. De hecho, a lo largo del siglo XX sólo el existencialismo francés o el realismo soviético tuvieron una mínima amplitud literaria, si bien limitada a los países de la órbita capitalista o comunista, respectivamente. En realidad, a lo largo de la segunda mitad del siglo, la cultura popular anglosajona, principalmente la estadounidense, ha ido ocupando todo el espacio cultural de Occidente, convirtiendo a Europa en una especie de ápendice marginal de su cultura; y, hasta el triunfo del teatro musical en las útlimas décadas del siglo XX en Europa son importaciones literarias cuyo epicentro se halla en Nueva York o California.

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