15/11/11

7ª REUNIÓN 2011 Club de Lectura "La Torre"


En nuestra última reunión, comentamos la lectura

LA PRESA de Kenzaburo Oé

Es la primera novela del autor, publicada en 1958. Galardonada con el prestigioso Premio Akutagawa. Fue traducida al español y publicada en España en 2003

Cuenta los acontecimientos que se suceden en un pequeño pueblo de Japón durante la guerra, cuando un avión se estrella en las cercanías. El único superviviente es un soldado negro, y es capturado como un “enemigo de guerra” y custodiado en la aldea, a la espera de que el Estado japonés se haga cargo de él.

En la obra se aborda el tema del aprendizaje de lo desconocido, a través de la posesión o captura del extranjero.
También trata sobre el mundo de la infancia, la guerra, el campo y la ciudad. 
El paso de la infancia a la adolescencia. La irrupción del extranjero: negro, enorme, que huele mal, con un miembro sexual “increíblemente soberbio, imponente, heroico y grandioso“... nos recuerda los temores y sorpresas de los cambios físicos que se producen en el cuerpo. La asimilación de estos hechos, que se convierten en algo cotidiano, y las reacciones de los adultos frente a ellos, marcan el desenlace fatal que es el final de la niñez y la entrada en la adolescencia, en la que se forma la personalidad/individualidad frente a los otros.
Yo ya no formaba parte de la comunidad infantil: ésta era la idea, surgida como una revelación, que ahora me invadía. Las sangrientas batallas con Morro de Liebre, la caza de pajaritos en las noches de luna, los descensos en trineo, los cachorros salvajes, todo eso era bueno para los niños. Pero esa clase de relaciones con el mundo ya no tenía nada que ver conmigo. (pág. 110)

Es una historia que se estructura entorno a la muerte. Empieza en el crematorio, improvisado y sencillo, del valle, y termina con la muerte del negro y de Chupatintas.
También hay una mutilación del intermediario, con la que se consigue el tránsito o asimilación de un nuevo hombre en la comunidad adulta (algo así como la circuncisión de los judíos). La mutilación violenta produce el desenlace de la historia, que termina con una muerte brutal, ya recuperado el niño narrador del relato.
Alcé mis ojos, en los que brillaban unas lágrimas, al cielo oscuro, en el que todavía quedaba una sutil estela de claridad, y descendí de nuevo... (pág. 114)
La novela comienza hurgando en la tierra y termina mirando al cielo, y descendiendo de nuevo a la realidad.

 Los principales personajes son:
  • La presa, representa lo desconocido.
  • El narrador, es un niño curioso y observador.
  • El hermano pequeño del narrador, que representa la inocencia, que inspira la ternura de su hermano protector
  • Morro de Liebre, el niño salvaje y primitivo. Se mueve en el mundo de los sentidos.
  • El padre, cazador silencioso.
  • Los hombres de la aldea / Los niños de la aldea
  • Chupatintas, el representante del mundo de la ciudad. Es un ser grotesco.
      Es curioso como sólo dos de los personajes están individualizados con un nombre o apodo que
      los diferencia del resto, Morro de Liebre (lo salvaje o primitivo) y Chupatintas (la ciudad).

Novela corta, en parte autobiográfica, basada en recuerdos de la infancia del escritor, que transcurrió en una pequeña aldea durante la Segunda Guerra Mundial.
Contada a través del punto de vista de un niño.
Una historia dura narrada con un lenguaje lírico, preciso y delicado al mismo tiempo, que produce sentimientos contradictorios: de la ternura de los hermanos a la rudeza de los cazadores.
Descripciones minuciosas del paisaje, a modo pictórico, con una amplia gama de colores, tonalidades de luces y sombras, sonidos, olores...
Las imágenes sensoriales son muy potentes.
Hay muchas referencias al nivel auditivo, determinante entre los buenos cazadores, que deben estar siempre alerta: un sonido anuncia algo y exige una respuesta.
 ... una aldea que no soportaba sin esfuerzo el silencio. (pág. 38)
 Por un breve instante nos inundan oleadas de ruido. Atrapados en aquel estruendo... (pág. 26)
Mi hermano y yo contemplábamos el cielo oscuro por los intersticios de las tablas desunidas de la puerta, como si esperáramos oir de nuevo el zumbido del avión... (pág. 29)
En la bodega sonó un grito, y oí el ruido del golpe que me partía la mano izquierda a la vez que el cráneo del soldado negro. (pág. 102)
Lo mismo sucede con el olfato. El olor es un elemento muy importante en la novela, que comienza con el olor a muerto de la mujer que queman en el crematorio, y termina con el olor a muerto del soldado negro.
Me parecía seguir conservando en la nariz el olor del cadáver... (pág. 22) 
... el olor del cadáver reinaba tenazmente en todas partes. (pág. 112)
Lo visual también tiene gran importancia y mucha presencia.
La belleza del entorno natural contrasta también con la pobreza de la aldea: la naturaleza explosiva y vibrante enfrentada a la creación humana, tosca y rudimentaria.
La naturaleza es la expresión divina, y la aldea la humana.

       Conclusiones y opinión personal
El negro genera curiosidad y espanto en los niños, que lo observan como a un animal extraño y peligroso.
Muestra un mundo donde los niños están muy lejos de los adultos: los ven despaldas o a la altura de las caderas.
El terror cede su sitio a la costumbre: el padre que protegía con su fusil al niño cuando éste le llevaba la comida a la presa, deja de acompañarlo para reanudar sus actividades de caza.
El negro es el otro, el distinto. Está en otra dimensión y marca el tiempo, a partir de su aparición en la vida de la aldea.
La presa tiene algo de ángel y demonio.
Representa lo sagrado y genera un culto con nuevas jerarquías. El narrador, encargado de alimentarlo y limpiarle la celda, es el sacerdote que oficia la nueva ceremonia. Morro de Liebre administra el derecho de los otros niños a observarlo, que deben entregarle sus ofrendas.
El dios se humaniza con la sonrisa, se comunica, y a partir de entonces se convierte en una animal doméstico, dócil y dulce. Empieza a circular libremente por la aldea. Y, con la felicidad nace el pavor a que las autoridades reclamen al negro, el negro que les da sentido a los días. Porque el negro es lo sagrado que purifica la existencia.
Sin embargo, la tolerancia al otro es sólo aparente.
Kenzaburo Oé escribe en una época desfigurada y corrupta, en un Japón sin dioses.
El esplendor del gigante negro contrasta con el funcionario cojo, aturdido y pobremente arrogante que envía la ciudad.

Al final de la historia hay un cambio de roles que es origen del desconcierto: la presa se convierte en cazador, el amigo en rehén, el padre en verdugo.
La vida le enseña al niño a desconfiar. Es la pérdida de la inocencia.
Todo puede cambiar en un instante, incluso el paisaje puede transformarse bruscamente por una inundación, terremoto, erupción volcánica. Nada es permanente. Todo cambia.

Es la historia de un rechazo: rechazo del mundo de la ciudad, el mundo de las autoridades, el mundo de la guerra.

Oé inventa un universo donde podría sobrevivir lo sagrado, donde no llegan noticias del exterior corrompido.

Hay una “búsqueda“ a través de los restos de los cuerpos de ...pedazos de hueso que tuvieran la forma idónea para ser llevados, como condecoraciones... Es una búsqueda en el pasado para encontrar lo que nos pueda servir en la construcción de un presente y un futuro. Pero, ya se lo habían llevado todo.
Me vería obligado a arrebatárselos a la fuerza a algún compañero... Cuando no queda nada, aparece la violencia en un mundo violento. Si no puedo, me apodero.

La novela comienza hurgando en la tierra y termina mirando al cielo, y descendiendo de nuevo a la realidad. La mirada al cielo con los ojos llenos de lágrimas es como un grito de desesperación, de soledad y desamparo.
Hay una búsqueda a través de los restos del pasado, de la historia del Japón, para encontrar aquello que pueda servir en la construcción de un futuro dentro del nuevo orden social tras la guerra. Pero, la historia se produce de forma muy rápida y violenta, como el paso de la niñez a la adolescencia.

La reunión terminó con el reparto de la siguiente lectura, El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki, que será comentada en la Biblioteca La Torre el próximo viernes 25 de noviembre a las 16:30

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