10/1/09

"El infinito en la palma de la mano", de G. Belli

Para los que aún tienen pendiente...el infinito en la palma de la mano, un aperitivo para que se les abra el apetito:...

Empezamos juntando la boca, la lengua, porque de allí sale lo que hablamos. Exploramos la saliva, los dientes y de pronto un idioma desconocido nos poseyó. Era un idioma caliente, como si hubiéramos encendido un fuego en nuestra sangre, perso sus palabras no tenían forma. Parecían quejidos largos, pero nada nos dolía. Eran suspiros, gruñidos, qué sé yo. las manos se nos llenaron de señas, de ganas de dibujarnos cosas ininteligibles en el cuerpo. A mí el sexo se me puso húmedo. Pensé que orinaba, pero no era igual. A Adán, el pene, eso que cuelga entre las piernas de los hombres, le creció mucho. Era una mano que apuntaba hacia mi centro. Por fin atinamos a comprender que esa parte suya tendría que alojarse en mí para que nos volviéramos a juntar. Dolió cuando él entró en mi interior mojado. Pensé que no alcanzaría, pero se acomodó apretadamente. La sensación fue extraña al principio. Empezamos a movernos. Creo que Adán pensó que podría tocarme el corazón....

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