25/3/10

El Renacimiento

Renacimiento de Europa: la explosión de la vida.
De 1460 a 1560 Europa conoció un auge demográfico. Era un continente joven, abierto a toda clase de novedades, y fue un momento de la historia de cierto internacionalismo, con circulación intensa de hombres (artistas, estudiantes, mercaderes, soldados, diplomáticos, religiosos…), ideas, fórmulas estéticas, dinero, mercancías, técnicas, etc.
Hacia 1460 hubo un cambio de tendencia importante: disminuyó la mortalidad por el hambre y la peste. En cuanto a la guerra, el mayor conflicto bélico, las Guerras de Italia, no resultó tan mortífero como la Guerra de los Cien Años, y los demás conflictos fueron relativamente breves, sólo duraron dos o tres años.
Todo esto produjo una sensación de optimismo y un cambio de tendencia, un “renacimiento de la vida”. Aumentaron los matrimonios y los bautismos, disminuyó la mortalidad de jóvenes y adultos.
En el arte aparecen nuevos modos de expresión. Del tema de la danza macabra, tan significativo de la angustia del siglo XV y por su obsesión de la muerte, pasamos a la alegría de los cuerpos desnudos y hermosos, que ya no tienen vergüenza de exhibirse (la desnudez de la Primavera de Boticelli).
Nuevos ideales y nuevas técnicas de difusión.
Algunos decenios antes de que se produjera el cambio demográfico, la investigación de los eruditos ya anunciaba rumbos nuevos. Petrarca y Boccaccio, en el siglo XIV buscaron manuscritos y tradujeron al latín las obras de Homero, Herodoto y otros para favorecer su difusión dentro de la cristiandad occidental. Así comenzó el amanecer del fenómeno que se conocería como Humanismo.
El Humanismo.
Movimiento cultural que defiende una nueva concepción del mundo en la que el hombre ocupa el lugar esencial, sin negar la existencia y la preponderancia de Dios, que sigue siendo el creador del Universo. Se trata de recuperar lo esencial, lo mejor de la herencia humana clásica para incorporarlo al patrimonio de la civilización.
Aparecieron centros humanistas en Roma, Florencia, Venecia y otras ciudades, que aprovecharon el apoyo y el amparo del papa Pío II (él mismo humanista famoso), para desarrollar el estudio del griego y de las obras de los autores griegos. El descubrimiento esencial fue la obra de Platón, y de Pitágoras.
El humanismo no sólo recuperó a los platónicos y a la ciencia, sino también a la poesía (Homero), al teatro (Aristófanes), a la historia, etc.
La búsqueda de manuscritos y los hallazgos de copias y versiones diferentes dieron lugar a la crítica de textos, estimulada por el descubrimiento de gran número de documentos falsos elaborados durante la Edad Media. El espíritu crítico nacido del Humanismo puso en tela de juicio los textos más famosos, incluso sagrados; entre ellos la traducción latina de la Biblia.
Si bien existieron dos tendencias dentro del movimiento humanista, una que separaba la razón y el conocimiento de la idea de dios (Humanismo de la Universidad de Padua, con Pomponazzi), y otra, el humanismo cristiano, que trataba de reconciliar el legado de la Antigüedad greco-latina con la tradición cristiana, la inspiración dominante fue la del Humanismo cristiano (Erasmo de Rótterdam). La idea era que la filosofía platónica había sido una preparación a la revelación cristiana. Según la teología platónica, Dios es el Ser por excelencia y todos los demás seres proceden de El, jerarquizados según su pureza y aproximación a Dios. Situado en el centro del Universo, el hombre es a la vez alma inmortal, reflejo de dios y ser privilegiado, pero también materia.
El Humanismo no sólo tuvo consecuencias religiosas (las de las Reformas, protestante o católica). Para los humanistas, la belleza es un camino del conocimiento, puesto que, junto con la armonía, se aproxima a lo divino. El hombre tiene el poder de crear la belleza, observando la naturaleza y despojándola de sus imperfecciones. Este esfuerzo para alcanzar una belleza ideal, imitando pero corrigiendo la naturaleza, va a ser uno de los motores de la creación artística del Renacimiento. Por otra parte, la idea de que la belleza humana es la forma superior de expresión estética, impulsa el estudio y la representación del cuerpo humano. Las artes plásticas, la escultura y la pintura especialmente, experimentan un extraordinario desarrollo.
El espíritu crítico promovido y difundido por el Humanismo tuvo su repercusión en los movimientos de reforma religiosa. Sin embargo, las reformas no procedían únicamente del Humanismo, sino de un conjunto de inquietudes y aspiraciones que no supo satisfacer la Iglesia romana, que albergaba muchos abusos conocidos: simonía o compra de dignidades eclesiásticas, ignorancia de gran parte del clero, supersticiones, absentismo de obispos y abades, que acaparaban los beneficios eclesiásticos, etc.
En el transcurso de los siglos la Iglesia ya había conocido crisis parecidas y las había superado, pero esta vez los abusos de la Iglesia no constituían lo esencial; más bien existía una angustia por la salvación eterna, una multitud de interrogaciones con respecto a las fuentes de la fe, a la eficacia de los sacramentos, a los dogmas (caso de la Trinidad). La Iglesia no podía contestar a todas estas inquietudes, y algunos grupos buscaban soluciones de tipo místico y religiosidad más interior (los “alumbrados” en Castilla, los frères de la vie commune en Francia).
Estas soluciones suponían un cierto nivel intelectual, y no podían contentar las aspiraciones de las masas. Casi todos los reformadores procedían de la misma Iglesia: Martin Lutero (monje agustino), Ulrich Zwinglio, Calvino…
Esta fragmentación de la cristiandad acabó con el sueño de la unidad europea y favoreció el despertar de los nacionalismos, ya que en varios casos (Inglaterra, Países Bajos y España) se llegó a un proceso de identificación entre nación y religión. La intolerancia católica tuvo el apoyo eficaz de la Inquisición en España, Portugal, Sicilia, Roma y Venecia, también en Nápoles y los Países Bajos.
Nuevas técnicas: la imprenta.
La difusión de los textos del Humanismo hubiera sido mucho más lenta y menos profunda sin una nueva tecnología: la imprenta.
Esta técnica apareció a mediados del siglo XV en Alemania, alrededor de 1455 en Maguncia y Estrasburgo. Los progresos de este método tipográfico fueron rapidísimos y después de medio siglo, en 1550, ya estaba fijado lo esencial de la técnica. El primer libro impreso salió en 1470 en Venecia (en 1475 en Segovia, Barcelona y Zaragoza). Los autores antiguos conocieron así una difusión extraordinaria. “Best-sellers” de la época fueron los libros de Erasmo.
Una comunidad internacional
A pesar de la competencia y de las rivalidades entre las naciones, de los conflictos bélicos y de la quiebra espiritual producida por al Reforma, la Europa de este tiempo es una auténtica realidad y no una mera expresión geográfica. Los lazos culturales, económicos y políticos entre los distintos países que la componen se estrechan, y no sólo por la existencia del Imperio multinacional de Carlos V desde 1519 hasta 1556, sin fundamentalmente por la circulación intensa de hombres, ideas, estilos, mercancías y monedas, de Norte a Sur y de Oeste a Este.
Intercambio de hombres, ideas y estilos.
Los humanistas intercambiaron ideas no solamente por cartas; además, viajaron y mucho. Erasmo de Rótterdam (1469-1536) estuvo en París, Inglaterra, Italia (de 1506 a 1509 estuvo en Roma, Florencia, Padua y Venecia), Suiza (donde murió en 1536).
También viajaron los estudiantes, que solían desarrollar sus cursos en varias universidades, no solamente de su país sino también extranjeras, aprovechando el hecho de que la enseñanza se daba en latín; y los artistas.
El floreciente mercado europeo.
Pero no viajaron sólo los hombres, las ideas y las formas artísticas. También el dinero y las mercancías. Así comienza la Europa de los banqueros, los armadores, los mercaderes, los cambistas. Los descubrimientos geográficos de fines del siglo XV supone la ampliación de los mercados.
De tal modo que la época del Renacimiento fue excepcionalmente favorable para el desarrollo del capitalismo comercial y financiero.

Así tenemos retratada y definida la situación de Europa en el siglo del Renacimiento, 1460-1560: explosión demográfica, nuevos ideales propagados por las nuevas técnicas de la imprenta, circulación intensa de hombres e ideas, dimensiones internacionales de la economía estimulada por un capitalismo agresivo. Son los elementos decisivos que acompañan el florecimiento del Renacimiento.
Los principales focos del Renacimiento: las ciudades italianas
Florencia
La primacía intelectual y artística en la primera mitad del siglo XV corresponde a Florencia: Brunelleschi (1377-1446) en la arquitectura, Masaccio (1401-1428) en la pintura, y Donatello (1386-1446) en la escultura.
Después de ellos, Florencia, favorecida por el mecenazgo de los Medicis, aparece como la capital del Renacimiento.
Leonardo da Vinci (1452-1519) encarna las inquietudes, las aspiraciones y el genio de la Florencia renacentista. A la vez pintor, escultor, matemático, alquimista e ingeniero, logró una sorprendente fusión de arte y ciencia.
El Renacimiento transformó a Florencia en una ciudad nueva, llena de monumentos y obras de arte.
Roma
Hacia 1500 Roma arrebató la primacía cultural a Florencia. Y es que los papas de la época, Alejandro VI Borja, Julio II, León X, eran más príncipes renacentistas que pastores de almas. No se conformaban con la capitalidad religiosa del mundo cristiano; querían hacer de Roma la capital artística de Europa, atraer a los artistas más famosos y edificar los monumentos más prestigiosos.
Miguel Ángel (1475-1564) se traslada a Roma, y colabora en la construcción de la nueva catedral de San Pedro, además de realizar algunas obras de escultura y pintura (decoración del techo de la Capilla Sixtina).
Roma adquiere en el siglo XV todo su esplendor. La vieja capital del imperio romano recupera su prestigio en el orbe mundial merced a un proceso de revitalización auspiciado por los papas, pero que va más allá de una simple empresa religiosa. Se trata de un crecimiento en todos los órdenes que eleva su población, aumenta sus relaciones internacionales y la convierte en centro, otra vez, del mundo occidental.
Venecia
Abierta al Adriático, puerta de Oriente, la rica y poderosa Venecia no ha dejado de ser la patria de los más osados comerciantes europeos, pero ahora es un centro político y cultural de primer orden. La abundancia de sus intercambios con el mundo es tan importante como las escuelas artísticas que se desarrollan entre sus canales.
Los artistas venecianos, especialmente los pintores, viven inmersos en una ambiente de luz y color que da a la escuela pictórica veneciana su marcada personalidad. Su trabajo para una nobleza exigente y a la vez exquisita, deja en manos de esta aristocracia la responsabilidad de unas creaciones que confirman a los venecianos como los más cultos entre los cultos renacentistas.

Italia era en conjunto el país más rico de Europa. La riqueza no se explica por una agricultura superior, a pesar de la variedad de la producción: además de los cereales, de la vid, y de los olivares, moreras y sedas de Calabria y Sicilia, caña de azúcar, arroz. La riqueza procedía de los avances en el comercio y la banca, y en la industria.
Los italianos habían sido los inventores de las nuevas técnicas mercantiles (letra de cambio, giro, el endoso), y las dominaban perfectamente, de modo que hasta 1560, por lo menos, controlaron la red internacional de ferias de cambio.
Por otro lado, sin las riquezas producidas por la industria, el comercio y la banca, y sin las contribuciones pagadas al Papado por el mundo cristiano, el Renacimiento italiano no hubiera logrado tanto esplendor ni podría haber hecho encargos a tantos artistas.

El Renacimiento logró la promoción social de los artistas y los hizo salir del anonimato para darles fama y gloria. Hasta entonces, los pintores, escultores, grabadores o plateros gozaban de poca consideración porque su oficio era un arte mecánico, que se hacía con las manos (tarea de esclavos); y las artes mecánicas se oponían a las artes liberales, propias de intelectuales, actividades nobles y alabadas. Los pintores y escultores demostraron que su trabajo se fundamentaba en recursos matemáticos (y las matemáticas era un arte liberal), lo que ya se admitía para la arquitectura. Leonardo da Vinci añadió que en la pintura o en la escultura, la mano no hacía más que ejecutar las creaciones del espíritu, de la imaginación, igual que en la poesía, arte liberal indiscutible. Evidentemente, toda esta controversia se refiere a la idea indiscutida en la época de la superioridad de los intelectuales.
Los artistas pasaron de artesanos a artistas, de “plebeyos” a “nobles”.
Los Países Bajos y Francia
Los Países Bajos vivieron su propio Renacimiento. Sus prósperas burguesías afincadas en las populosas y activas ciudades como la de Amberes, protagonizaron un desarrollo económico y cultural extraordinario, pese a la guerra que los enfrentó durante 80 años con España.
La agricultura más desarrollada de Europa, fuerte expansión de la ganadería vacuna y conquista de terrenos al mar mediante el uso de una hidráulica sofisticada. Desarrollo precoz de la industria (pañería, Gantes y Brujas; tapicería, Bruselas; platería, muebles, metalurgia, armas y explosivos).
La situación entre Francia, Inglaterra y Alemania favorecía el desarrollo comerial.
Respecto al arte, los flamencos logran combinar la maestría técnica, el amor a la vida, a la afición a los bienes materiales (paños, tapices, comidas, bebidas) y la fe tradicional.

Francia, fue tal vez el discípulo más fiel del Renacimiento italiano, aunque con rasgos peculiares. La sociedad francesa pronto adquirió los gustos y aficiones de sus vecinos del Norte y de Italia; a la presencia de artistas insignes traídos a la Corte, se añadió el placer de la música, la danza, el teatro y las tertulias literarias.

La expansión renacentista en otros países.
En Inglaterra el Humanismo tuvo mucha aceptación, pero no el arte renacentista.
En Alemania, mientras la arquitectura y la escultura se mantenían casi impermeables a las sugerencias italianas, y mientras los pintores seguían expresando el espíritu germánico tradicional, Alberto Durero (1471-1528) se afirmaba como auténtico artista del Renacimiento, logró reunir en su obra una intensa religiosidad, así como preocupaciones científicas y filosóficas de cuño neoplatónico y técnicas propias de la nueva era.
El Renacimiento tuvo buena aceptación en Polonia, aunque no tanto como el Humanismo.
Hasta Rusia se extienden las corrientes artísticas renacentistas. En Moscú, la capital de los zares, la presencia de artistas italianos se traducirá en una producción suntuaria para el Kremlin, abierto a la llegada de los lujos coloristas venecianos.
La contradicción nacionalista
La publicación casi simultánea de El Príncipe de Maquiavelo (1513) y de la Institutio principis chirstiani de Erasmo (1516) señaló una contradicción drástica entre el ideal político del Humanismo cristiano y la razón de Estado.
La evolución política de Europa siguió el rumbo marcado por Maquiavelo. El Renacimiento concluyó con la ruina de las esperanzas de unidad europea y el auge de nacionalismos agresivos que dieron pie a enfrentamientos bélicos. Pero, también es cierto que la quiebra de la unidad religiosa influyó en estos enfrentamientos. Por otra parte, los monarcas utilizaron la Iglesia y, a veces, sus bienes como instrumento de poder, pero con matices diferentes entre países protestantes y católicos.
La actuación política de Enrique VIII en Inglaterra estuvo inspirada en la exaltación del nacionalismo inglés y el reforzamiento del poder real frente a la nobleza y el clero, en una actitud típica de los monarcas absolutos del barroco, de los que se puede considerar precursor.
En el clima de intolerancia característico de la época, el cisma de la cristiandad europea estimuló los enfrentamientos nacionales, así como el choque multisecular entre cristiandad e islamismo. En Venecia se mantuvo una política ambigua en relación a los turcos, pero cuando la agresividad de los otomanos puso en peligro a la ciudad italiana el factor nacionalista y religioso fue utilizado como bandera de batalla contra los musulmanes.
Otro factor propicio al desarrollo del nacionalismo fue la identidad entre un pueblo y un idioma. Y, precisamente, en esta época asistimos a la aparición de las primeras gramáticas, a la traducción de la Biblia al alemán por Lutero.
Las rivalidades económicas fueron otro motivo de enfrentamientos y conflictos, sobre todo después de los “descubrimientos”, que planteaban el problema de la conquista de nuevos mercados y hacían posible la desviación de las rutas tradicionales.
Por otra parte, el auge demográfico, el aumento de la producción agrícola y el desarrollo del comercio internacional vinieron a suponer un fuerte incremento de la fiscalidad y, por tanto, de las riquezas de las haciendas públicas, elemento clave del Estado Moderno.
A mediados del siglo XVI se afirmaron varios Estados nacionales. Destacan dos grandes potencias: la casa de Francia y la casa de Austria.
El desarrollo del Estado Moderno
Durante el Renacimiento asistimos a la emergencia o afirmación de varios Estados nacionales y también a la desaparición de uno, el reino de Hungría, absorbido por el Imperio Otomano (1527).
Podemos considerar como Estados nacionales ya provistos de todos los elementos básicos del aparato estatal a Portugal, España (que seguía siendo una reunión de reinos bajo el cetro del mismo monarca), Francia, Inglaterra, Polonia (con una monarquía electiva), Dinamarca (que conservaba el dominio sobre Noruega), Suecia (independiente a partir de 1523, rechazando la soberanía de Dinamarca) y Rusia. Todos estos Estados (menos Polonia) tenían un mismo régimen político, la monarquía hereditaria. La estructura fiscal era muy diferente según los países.
La nobleza, vieja y nueva, seguirá desempeñando la hegemonía de la sociedad. Las familias nobiliarias ejercerán los oficios públicos durante toda la Edad Moderna; la burguesía enriquecida en el Renacimiento, preferirá cambiar sus negocios por un título. Con el fin del Renacimiento se abre la etapa de los absolutismos, el Barroco y las crisis sociales y económicas.
Los sueños del Renacimiento se extinguen después de 1560: las guerras de religión en Francia, el enfrentamiento entre Inglaterra y España, los Países Bajos contra España y, a la vez, en guerra civil.


La Europa del Renacimiento. Bartolomé Benassar. Anaya, 2003.

9/3/10

2ª REUNIÓN 2010 CLUB DE LECTURA “LA TORRE”

Día: sábado 27 de febrero de 2010
Hora: 12:00
Número de asistentes: 2 hombres y 7 mujeres.
Lugar: Btca. Joan Churat i Saurí
Lectura: Poemas. Ben Sahl de Sevilla.

Primero.- La reunión empezó con una breve introducción a la biografía del poeta andalusí del siglo XIII y su obra, por la Técnico de la Biblioteca.

Segundo.- Seguidamente, se pasó a comentar los aspectos más destacados de la obra.

1.-Localización. Sus poemas están escritos a lo largo de su vida, en el siglo XIII en Sevilla, hasta la conquista cristiana en 1248 cuando emigra a Ceuta a trabajar como secretario del gobernador.
2.-Asunto. El amor hacia un joven judío llamado Musa.
3.-Tema. El amor y las vicisitudes de la relación amorosa: peleas de amantes, reconciliaciones, amenazas de ruptura, separaciones sin esperanza de reunión…
El tema de la separación es de los más frecuentes en la poesía amorosa desde la época preislámica. Igual que el tema del desamparo ante la soledad, el abandono o el alejamiento sentimental, peor que la distancia física. En casi todos los poemas se cierne el temor al abandono, a la ruptura que amenaza siempre al amante y que nunca se sabe si llega a ocurrir o no.
El amor como enfermedad y como pasión, que lleva a la consunción física y a la sumisión del espíritu y a la humillación gloriosa que da el amor.
Se comentó que parecía que el autor hace una búsqueda de la belleza ideal, platónica, a través del amor, o que ésta le lleva a aquel.
4.-Estructura. Sus poemas trazan una especie de biografía sentimental.
Es un poeta monotemático. No obstante también hay panegíricos, elegías, poemas de ocasión, felicitaciones, sátiras, etc.
Personajes. La mayor parte de los poemas amorosos está dedicada a un muchacho judío llamado Musa, que aparece como un ser tímido y esquivo ante el amante, que al mismo tiempo coquetea. No le afectan los sufrimientos del poeta.
El autor se presenta como un amante desgraciado, consumido por la enfermedad del amor. Es un enamorado doliente, cuyos ojos lloran constantemente y no conocen el sueño; lágrimas e insomnio son los únicos compañeros del poeta. Ni siquiera existe la esperanza de curación, porque el amado es, a la vez que el remedio, la misma enfermedad.
5.-Forma. Poemas cuajados de versículos y alusiones coránicas. Utiliza un lenguaje bastante rebuscado, con frases que se desarrollan a lo largo de varios versos.
La mayoría de los poemas dedicados a Musa se inscribe en la corriente de poesía de amor cortés que ha ido afinándose desde la época omeya en que se fija un prototipo de amante perfecto: ser celestial, hecho de luz.
El amor que describe Ben Sahl es el amor por los efebos, tema poético que tiene varios siglos de tradición y un lenguaje metafórico bastante elaborado, al que además se une, casi naturalmente, el tema báquico: los coperos son el objeto de los piropos de los bebedores.
Las descripciones de la naturaleza insisten en el tema del crepúsculo.
El poema 15 ilustra la pervivencia del uso del diálogo en poesía amorosa.
Utiliza las formas poéticas conocidas como moaxaja y zéjel. Las moaxajas, una vez traducidas, pierden casi por completo su estructura al no reflejarse el juego de rimas. Aquí, precisamente, un miembro del club hizo notar como en árabe podía observarse el juego de rimas, en los caracteres.
En las moaxajas de Ben Sahl hay jarchas en árabe clásico y en árabe vulgar hispánico.
También cultiva los distintos géneros que debía desarrollar un poeta árabe: hay panegíricos, elegías, poemas de ocasión, felicitaciones, sátiras, etc.
6.-Conclusiones. Ben Sahl ha sido un poeta muy popular, sobre todo en el occidente musulmán. Entre descendientes de los hispanoárabes emigrados al norte de África desde el siglo XIII; sus versos no sólo aparecen en obras de erudición sino también en Las mil y una noches o en canciones egipcias o argelinas, con motivo de bodas, circuncisiones, etc.
Se comentó la mezcla de culturas y religiones que refleja la poesía andalusí, que podía vivirse en está época en España. A propósito de lo cual, una de las miembros del Club citó una novela que reflejaba muy bien la época y cuyos personajes eran la mayoría personajes históricos (El Mozárabe, de Jesús Sánchez Adalid), que había leído para completar la lectura propuesta de los Poemas de Ben Sahl.
7.-Opiniones personales. La lectura en general nos hizo trasladarnos a otra época y otra cultura de nuestro pasado histórico, en el caso de los españoles. Los miembros del Club de origen argentino no se vieron tan unidos al mundo de sensaciones transmitido por la lectura, o los pudieron entender más como algo exótico.
Se reflexionó sobre el tema del amor homoerótico de los poemas y de la homosexualidad en el mundo árabe y hebreo, y se relacionó con civilizaciones anteriores, como se había visto en la anterior lectura, El Banquete de Platón.
Finalmente, se retomó el tema de la sesión anterior sobre por qué El Amor no es objeto de debate y tertulia en la actualidad, por qué no está de moda filosofar, divagar o intentar un análisis del Amor. En la sociedad actual se busca satisfacer necesidades concretas, y el Amor se convierte en algo práctico, el amor es la forma más agradable de escapar de la soledad. La gente habla de sexo, de sentimientos, de sensaciones, que satisfacen sus carencias en una sociedad de consumo indiscriminado. Sólo tiene valor lo que se puede medir. Interesa el bienestar, la salud…

Tercero.- Para terminar la reunión se repartió la siguiente lectura, “Elogio de la locura” de Erasmo de Rotterdam, al mismo tiempo que la Técnico de la Biblioteca hizo una pequeña introducción a la figura del autor y lo que significó su obra en el desarrollo del pensamiento europeo.
Cuarto.- Se cerró la sesión emplazando a los miembros del Club de Lectura “La Torre” a la siguiente reunión.

Valencia, 27 de febrero de 2010.

Enlaces
http://www.webislam.com/?idt=4963
http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/28/literatura.htm
http://al--andalus.blogspot.com/


1/3/10

Ciudades visibles e invisibles

Algunas de nuestras últimas lecturas se pueden completar en la agenda cultural de la ciudad:
En el Talía se representó hasta ayer una obra de Albert Camus, Calígula.
Y, en el IVAM hay una exposición muy interesante sobre la calle y la ciudad, Malas calles, hasta el 9 de mayo. Hay algunos pases guiados. En esta exposición se hace un recorrido sobre la evolución de la ciudad, desde el presente hasta principios del siglo XX (sí, es un recorrido desde el hoy al pasado). Es una reflexión a través de los diversos géneros de expresión creativa: hay artes plásticas, cine, literatura, arquitectura, arte mueble, música.
Tal vez eché en falta el libro de Italo Calvino, por las posibilidades que apunta.

Se abre el Blog de los Poemas de Ben Sahl de Sevilla

Gracias a todos los que vinieron a la 2ª sesión del 2010 del Club de Lectura La Torre!
La sesión estuvo muy animada, comentamos sobre la cultura andalusí y la poesía.
Después se hizo la introducción y el reparto de la siguiente lectura, "Elogio de la locura" de Erasmo de Rotterdam. Y, para terminar, comentamos la representación de Las Sillas de E. Ionesco, que fuimos a ver al TEM-Cabañal.
Ahora es el turno de los que no pudisteis venir. A partir de ahora, podeis colgar vuestros comentarios en el Blog.